“Factor de estabilidad”

Por Julio Portillo / Historiador

Santos interviene en la política interna de Venezuela, al hacer esa declaración en un año electoral.

Desafortunada la afirmación del presidente Santos al calificar a Chávez como “factor de estabilidad” del destino inmediato de Venezuela y para la región. Esa sentencia no son sino horcajadas del jefe de Estado de Colombia, en atención a la ventaja que obtienen de la actual monocracia venezolana, donde una voluntad única y autoritaria decide el rumbo nacional.

Cuando en el pasado reciente, Colombia era un país asediado por el narcotráfico y la guerrilla, nunca jugamos a su hora cero. Hemos sido partidarios de reducir las diferencias, de un beneficio equilibrado del comercio binacional sin ventajismos, de un ambiente de paz. En foros públicos expusimos que las relaciones necesitaban de un exorcismo que las rescatara del espíritu maligno que influyó la noche septembrina, la desintegración y el despojo injusto que se le hizo a Venezuela.

Pero este nuevo tiempo tiene que colocar de lado la hipocresía y la socarronería de aquella casta colombiana que parece haber regresado al Palacio de Nariño, al decirnos a los venezolanos que lo mejor que puede pasarnos es que Chávez siga en el poder. Santos interviene en la política interna de Venezuela, al hacer esa declaración en un año electoral. Esa glorificación de Chávez es inaceptable para un pueblo como el nuestro, disminuido en materia de inseguridad, salud, educación, fortaleza de su moneda, con una agricultura arruinada y pagándole los ganaderos vacuna a la guerrilla colombiana.

Un gobierno estable debe buscar la unidad nacional, respetar la separación de los poderes y buscar el progreso económico a través de una gestión justa y eficiente, sin expropiaciones arbitrarias como usted Santos le decía al presidente Rajoy.  Se nos humilla, al cultivar el arte de la intriga y desearnos la estabilidad de una república bonapartista, un autoritarismo moderno, un país desequilibrado y un poder concentrado.

Usted Santos nos ultraja al insinuarnos un plebiscito para mantener a Chávez en el poder, cuando conoce el pantano en que está inmerso el Gobierno venezolano, aliado de regímenes vinculados al terrorismo o de los que someten a sus pueblos a oprobiosas tiranías. Su discurso es una filosofía de la decepción y el Congreso colombiano debiera llamarlo a la sensatez

FUENTE:laverdad.com