jueves, 15 de diciembre de 2011

Degradación


Rafael Díaz Blanco / Abogado
 "Se evidencia una vez más la perversión del régimen dictatorial,
 los privilegios del caudillo y sus voceros."
Desde hace algunos años el programa La Hojilla, conducido por Mario Silva y transmitido diariamente por VTV, canal oficial del Estado, es la voz oficiosa del régimen chavista. Es el discurso oficial socialista en su versión más ofensiva, soez y degradante. El insulto a quienes no se someten y la adulación al caudillo, en grado sumo, es la regla principal del vulgar lenguaje televisivo. 

Una de las víctimas preferidas de la agresión permanente son los medios de comunicación social disidentes. Recientemente, Miguel Henrique Otero ha sido llamado, entre otras, "hijo  de p..." en vivo y directo por "el canal de todos los venezolanos". El editor de El Nacional intentó hacer efectivos sus derechos constitucionalmente reconocidos y acudió a los tribunales de justicia para demandar a su agresor por difamación e injuria y obtuvo una repuesta cónsona con un régimen degradante. La jueza Dinorah Yosmar González, en típico gesto de sumisión y adulancia, característico de estos tiempos de ignominia, exoneró de toda responsabilidad al autor de los improperios.

En la Venezuela del tercer milenio queda claro el profundo daño que el régimen causa. Se evidencia una vez más la perversión del régimen dictatorial, los privilegios del caudillo y sus voceros, la impunidad de quienes delinquen pero favorecen la causa chavista.

Ante la conducta oficial impropia prevalece la resignación. La indignación colectiva se expresa tímidamente. El rechazo es pasivo, silencioso, indiferente. Rebela conformidad, pero también miedo y sumisión de una sociedad degradada que refuerza las muy frecuentes posturas lite de muchos que dicen combatir al régimen. Sin lugar a dudas, una grave crisis moral corroe la república. Los límites que impone la ética son difusos. Se relajan y debilitan cada día cediendo ante el poder, el dinero, el egoísmo y la desmedida ambición.

No podemos callar. Para la reconstrucción de la patria necesitamos su recuperación espiritual. Es condición indispensable para la restauración del estado de derecho democrático, para alcanzar la justicia y la reconciliación, para lograr la paz.

Necesitamos que la mayor suma de venezolanos subordine su actuación a la ética. Necesitamos muchos líderes y dirigentes respetuosos del otro, honestos, con patriótico desprendimiento. Necesitamos políticos, sindicalistas, empresarios, medios de comunicación al servicio del pueblo y las ideas democráticas antes que al poder, la riqueza y la insaciable avaricia.

FUENTE: la verdad.com

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