El otro día, hurgando en el almacén
de mi sótano, encontré unas pancartas guardadas en una bolsa. Eran unas
pancartas de protesta usadas por mis padres en varias protestas. Unas
eran en contra de una reforma educacional – no recuerdo cual – algunas
de el paro petrolero y alguna que otra marcha.
Estaban empolvadas y
dobladas, y al sacarlas de su bolsa parecían reliquias.
Nostálgicamente me acordaban de otra época, una época bastante
tumultuosa. Recuerdo vívidamente la primera protesta que me llevaron,
una concentración en Chacaíto. Era en contra de una reforma educacional,
y habré tenido menos de 8 años. Recuerdo la energía que se respiraba;
un grupo de personas enfáticamente gritando consignas y mostrando con
orgullo sus pancartas. Las mismas pancartas que ahora están en mi
sótano, acompañadas de otras pancartas; aquellas usadas en el 11 de
abril.
Esas pancartas llevan años sin usar. No hay porque, ya no se protesta
como antes. Tal vez por miedo o tal vez por comodidad. En realidad no me
interesa el por que no se usan ya. Lo que si me interesa, es el
prospecto de volver a usarlas. Y creo que lentamente vamos a tener que
sacarlas otra vez. Ya se respira en el ambiente. Estamos emocionados con
las primarias, cada uno vociferando su apoyo o desacuerdo con el fulano
candidato. Como una democracia momentánea.
Digo momentánea porque fácilmente se puede acabar. Estoy seguro que si
el Sr. Chavez sigue gobernando, restringirá mas aún la libertad de
expresión. No habrá nada mas común y ubicuo que el silencio. También
estoy igualmente seguro que de ganar otro candidato, las libertades para
opinar serán protegidas. Y esa protección naturalmente conllevará a una
abundancia de opiniones variadas ¡Que maravilla!.
Ahora yo no me hago ilusiones. Sé que gran parte del país ama a el Sr.
Chavez, y de ganar otro candidato vociferan su descontento. Quizás hasta
violentamente. Y yo espero que lo hagan. Que hagan sus propias
pancartas. Que salgan a la calle a gritar y pelear por sus ideas. Que el
único limite sea si hacen daño a los demás. Así veremos la libertad de
expresión en acción. Así aprenderemos lo que significa una democracia.
Así aprenderemos que para gobernar a un país hay que tener en cuenta a
todos, no sólo a los que votaron por ti.
Así que, espero que este año logremos todos a sacar nuestras pancartas
del sótano. A desempolvarlas. A pintarlas de nuevo, para sacar la
democracia de nuestro sótano. Para construir una democracia que respeta a
los derechos de todos, en donde podemos pintar lo que nos dé la gana en
nuestras pancartas.
Si gana un candidato diferente al Sr. Chavez, hasta
aquellos que lo apoyan verán lo sabroso y gratificante que es salir a
protestar por sus ideas. Eso es lo que quiero yo, simplemente que el
Jefe del Estado respete los derechos de todos los ciudadanos.
Pues si
algo he aprendido en estos años es lo siguiente: una democracia deja de
ser democracia cuando se olvida de los derechos y la justicia, y cuando
comienza a reinar una tiranía de la mayoría.
Les dejo este link bellisimo sobre el último año. Que el futuro sea mejor para nuestra Venezuela.
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Ignacio Rodríguez es un joven venezolano de 20 años de edad. Pueden leer sus escritos en La Época de Ignacio

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