domingo, 30 de septiembre de 2012

Cita con el destino

¡“Se dice, yo soy libre de hacer lo que quiera. Es cierto, pero no todo conviene. Sí, yo soy libre de hacer lo que quiera, pero no debo dejar que nada me domine”. Pablo a los Corintios.
Por Neuro J. Villalobos Rincón /Exrector de LUZ /

Cita con el destino
No se trata de exagerar ni es tampoco una pretensión de magnificar las elecciones presidenciales del 7 de octubre. 


Estamos a una semana de tomar una decisión muy personal, la que a su vez va a determinar el destino de todos nosotros, es decir, de los casi 30 millones de venezolanos que compartimos un mismo territorio, una misma cultura, una misma geografía, una misma historia.

Se trata de concentrar en un acto de responsabilidad muy particular el futuro de la nación. En nuestras manos está elegir un futuro con libertad y bienestar o la vergüenza de ver los límites del país cubiertos por latas de zinc pintadas de rojo para tapar los escombros de una sociedad que merece un mejor porvenir.

No podemos permitir que se reproduzca y amplíe el caso de Amuay. Quienes por allí pasan se topan con esa lamentable pero a su vez ridícula actitud ante la desgracia causada por la ineptitud, la ineficiencia y la indolencia de gobernantes inescrupulosos.

Es nuestro libre albedrío, considerado como la libertad de resolución de cada quien, el que se expresará con una avalancha de votos que no dejará lugar a dudas de que queremos tomar un nuevo camino que nos conducirá al reencuentro de un pueblo que siempre nos hemos querido como hermanos y al mismo tiempo nos llevará al rescate de los valores más sublimes y genuinos que nos han caracterizado como nación.

No podemos ni debemos rehuir la responsabilidad que tenemos de recobrar la libertad plena mediante una victoria sobre las fuerzas totalitarias. Nuestro sentido de responsabilidad con las generaciones presentes y futuras debe sobreponerse al miedo que genera la coacción, la intimidación o la amenaza. Sabemos que eso forma parte de un dilema existencial en mucha gente, del cual nos debemos librar para siempre.

Es necesario erradicar la angustia de recibir ciertas influencias tóxicas que no permiten palpar la realidad de un país arruinado física y moralmente. Es una cita muy importante con nuestro destino. Debemos abrir los ojos e ir decididos a votar por quien ofrece un camino largo y ancho que podamos recorrer todos con confianza y en paz, con libertad y progreso, hacia un futuro luminoso, como el que todos anhelamos.

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